Marcas en la piel
20.7.13Microcuento. Cualquier parecido con la vida real es parte de su imaginación ;)
Marcas en la Piel
Se enteró un día
de invierno. Lo recuerda especialmente porque el enorme y viejo árbol que se
encontraba frente a su ventana estaba cubierto de gotas de lluvia, como si
hubiera florecido de la nada. Recuerda lo hermoso que se veía, la luz
atravesando las gotas y dándole tenues colores, como pequeñas florecillas.
Pensó en ella, en como le gustaban los días de otoño y como
avanzaba hasta llegar a las lluvias de invierno, su cabello salpicado de gotas
como aquel árbol.
Se había enterado, como no, por terceros. De
que ella, la que nunca se comprometía, estaba enamorada. Enamoradísima. Contaba que no sabía cómo había llegado a ello, pero que era
maravilloso. Sublime.
Hace tiempo se había alejado de ella, de su
suave piel, de sus ojos oscuros. Y aunque había encontrado el amor y vivía una
vida feliz, la quemazón de los celos le comía las entrañas.
Y dolía, porque no tenía por qué doler y quemar. Pero se habían
dejado una mutua marca en la piel y sabía –siempre sabría– que por mucha cosas que pasaran,
por mucha gente que viniera y se fuera y aunque no la amara ya, siempre estaría ese espacio en su
corazón y en su mente –el deseo latente– que era lo que había primado
entre ellos. El deseo, que ahora le hacía picar la piel y le nublaba la mente,
mientras marcaba el número
de teléfono de
ella, esperando escuchar su
voz y tener una nueva marca de ella en su piel.
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